Casi 8 millones de niños murieron en 2010 antes de cumplir 5 años, la mayoría de ellos debido a la neumonía, la diarrea o a complicaciones durante el parto[1]. En las zonas urbanas, las altas concentraciones de pobreza se combinan con la ineficiencia de los servicios para aumentar la mortalidad infantil.
Aunque la cobertura de vacunas a nivel mundial ha mejorado, todavía sigue siendo mínima para los sectores más pobres de la ciudad. Esta situación aumenta el número de enfermedades y la fácil propagación de virus y agentes infecciosos, por lo que muchas muertes y lesiones que podrían evitarse se vuelven comunes en estos sectores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 350.000 mujeres murieron durante el embarazo y el parto en el año 2008. La atención de profesionales especializados y el uso de equipos e instrumentación médica ayudarían a prevenir este tipo de lesiones que pueden convertirse en discapacidades permanentes y que las excluyen de la sociedad.
Otros causantes del aumento de la tasa de mortalidad en los menores son el alto grado de desnutrición, la contaminación del aire exterior y la transmisión virus de inmunodeficiencia humana (VIH) durante el embarazo, el trabajo de parto, el alumbramiento o la lactancia materna.
[1] Sverdlik, Alice, ‘Ill-Health and Poverty: A literature review on health in informal settlements’, Environment and Urbanization, vol. 23, no. 1, abril de 2011, pág. 126
Salud materna y neonatal,
una prioridad para UNICEF
En las zonas rurales de Kenia, la lejanía de los hospitales supone un importante factor de riesgo en los embarazos complicados. Para paliar esa situación se ha creado una residencia para mujeres con embarazos de alto riesgo, allí salvan las vidas de los niños y sus madres. El hogar materno permite que las mujeres con embarazadas reciban atención constante y dispongan de un rápido acceso al hospital provincial - donde salvar las vidas de las madres y los recién nacidos.

