Ensayo
De la autopista de la información a la Telépolis
Más que una red de redes, Internet es una gran plataforma de conexiones, con gran contenido multimediático que permite a cualquier cibernauta ser un “ciudadano del mundo” como lo proponían los filósofos estoicos en el Imperio romano. La gran autopista de la información es uno de los variados nombres que recibe la Internet, esta metáfora se popularizó cuando el ex vicepresidente norteamericano Al Gore la acuñó en 1994 en una conferencia en la Universidad de los Ángeles.
Más que una forma de nombrarlo debe ser visto como una característica, pues una autopista tiene diferentes atributos que tienen relación directa con el funcionamiento de Internet. Primero es más grande que una carretera o un camino por lo que puede circular mayor número de datos; segundo, la velocidad y transmisión automática que con que recorre de polo a polo en el mundo, traspasa fronteras y olvida nacionalidades; tercero, “las autopistas de la información pueden ser o no de peaje. Su financiación puede ser pública, privada o mixta”[1], como lo propone el licenciado en matemáticas y doctor en filosofía, Javier Echeverría.
Todas estas innovaciones tecnológicas le están dando forma al concepto de Telépolis, una ciudad planetaria, una nueva forma de organización social que viene construyéndose desde los finales del siglo XX. La Telépolis está en plena extensión y sus principales cualidades aclara Echevarría son “se superpone a los estados, naciones y ciudades existentes”[2]. Lo que traduce que para las próximas décadas la vida política, económica, cultural, científica y laboral estará fuertemente ligada a la Telépolis, podría decirse que con mayor preponderancia sobre los mismos estados.
Teniendo en cuenta que la Telépolis sería un conglomerado de macroestructuras en la web y que estaría constituida por empresas transnacionales, puede decirse que las autopistas de la información no son más que una construcción urbana de éstas. Pero no sólo las autopistas son parte esencial de la Telépolis, el sentido de ese flujo de información se lo otorgan los usuarios, que en últimas son los autores de la Internet; ellos son los encargados de llenar el recetario de las cuantiosas aplicaciones de la web.
Pensando en lo anterior es preciso volver sobre lo propuesto por Javier Echavarría cuando plantea que “Internet es un entramado de calles públicas. Las veinte o treinta mil redes que componen Internet reciben los usos más diversos: grupos de debates, tertulias públicas o privadas, investigación científica, periodismo electrónico, correos, consultas a bibliotecas y centros de documentación, televenta , telecompra, teletrabajo, telesexo, telesalud”. No hay mejor forma de señalar la interactividad y las múltiples conexiones que se generan en Internet que a través de los usos mencionados por Echavarría.
Tras una reflexión acerca del texto “Telépolis” de Javier Echeverría , la bloguera Tania Lucía Cobos concluye que para el autor Telépolis “es una ciudad donde el tiempo y el espacio son relativos. Esta es físicamente la conjunción de todas las ciudades del mundo, donde no hay límites geográficos ni políticos, es el planeta entero interconectado a través de los medios de comunicación, donde los que más contribuyen a tejer las conexiones de esta ciudad son la televisión y la internet”[3].
Esta anotación de la bloguera resalta un punto importante y es la preponderancia que representa la convergencia de la Internet y la televisión que tiene, ya que Echavarría le otorga gran valor al considerarla como un medio que suplanta las experiencias reales, es decir que un televidente cualquiera consigue conocer, degustar y puede decirse que alcanza a recrear con gran precisión un viaje a la Amazonía o una visita al Templo de los monos en la India.
Para cerrar es claro decir que Telépolis es una realidad que tiene vida en la red, en un ambiente virtual, que, aunque podría considerarse para la vida real, no tiene tanta coherencia como en el caso de la web. Como afirmación de esto Cobos “El hecho de que existan cables coaxiales, fibras ópticas, líneas telefónicas, satélites en todo y alrededor del mundo, no implica necesariamente que se rompan las barreras de límites y jurisdicciones”[4]. Lo que indica que Telépolis sí existe, pero a nivel virtual y no físicamente hablando.
En últimas, las variadas innovaciones tecnológicas, el alto y rápido flujo de datos por las autopistas de la información y las relaciones entre cibernautas son el principio de Telépolis. Esta ciudad virtual es un enrome progreso porque ofrece principalmente libertad y un caudal de información inusitado.
[1] ECHEVERRÍA, Javier. La autopista de la Información. Tomado de : https://paginaspersonales.deusto.es/abaitua/_outside/ikasle/ih0_96/LAURA/autopist.htm
[2] ECHEVERRÍA, Javier. "Ciudadanía y sociedad de la información: ampliar el contrato social" - Acerca de los nuevos entornos contemporáneos. Tomado de https://www.fundacionfernandobuesa.com/p1n.htm
[3] COBOS, Tania Lucía. Reflexiones acerca del texto “Telépolis” de Javier Echeverría y lecturas complementarias. Publicado el 13 de Febrero de 2010. Tomado de: https://tanialu.co/2010/02/13/reflexiones-acerca-del-texto-telepolis-de-javier-echeverria-y-de-lectura-complementarias/
[4] COBOS, Tania Lucía. Reflexiones acerca del texto “Telépolis” de Javier Echeverría y lecturas complementarias. Publicado el 13 de Febrero de 2010. Tomado de: https://tanialu.co/2010/02/13/reflexiones-acerca-del-texto-telepolis-de-javier-echeverria-y-de-lectura-complementarias/
Fotografía
Tomada de https://juananjimenez-unitg.blogspot.com/2010_10_01_archive.html